Esta mañana leí en mi TL un tuit-rebote, que hacía referencia a un suceso violento, sucedido en la ciudad de Santiago, de parte de miembros de la Policía Nacional/@PoliciaRD contra unos civiles.
De inmediato me di a la tarea de revisar de qué se trataba el asunto.
Cuentan @ChinoSing y @CaroolaDuran/Carlina Durán (las víctimas) que, luego de ser interceptados por agentes policiales, estos [de forma agresiva] les piden que se detengan. Como la zona de la detención era muy oscura y, tomando en cuenta que ellos no entendían la razón de dicha acción, les solicitan a los agentes que les permitan estacionarse en un lugar más iluminado y con más gente.
Una vez estacionado el vehículo, los policías agredieron físicamente al joven cantante, mientras encañonaban a la ex- reina de belleza, al tiempo que le sobaban la pistola en la cara.
Sobra decir que las redes sociales se han volcado, indignadas, en contra de los agentes y la Institución, a causa de este atropello.
No han cesado las muestras de apoyo hacia las víctimas y las consignas de protesta -tuitera- en contra de tan vil acción.
Y es que, en verdad, es indignante. Es vergonzoso. Es repugnante que una institución, llamada a proteger a la ciudadanía, cuyo papel es mantener el orden y hacer cumplir las leyes, provoque tanto terror y sean sus agentes quienes quebranten esas mismas leyes que están llamados a hacer cumplir. Y sean ellos quienes se dediquen a intimidar a esa misma ciudadanía que ellos están llamados a proteger.
No es justo que un intercambio entre civiles y policías nos lleve a decir “[...] ¡que bueno que no terminó en desgracia! [...]”, como le comentó la tuitera @Ignaura /Ignaura Tejeda S., a Carlina, en su cuenta de tuiter.
No, la desgracia es que eso tenga que pasar todos los días. No sólo les pasó a ellos, por ser figuras conocidas, pasa a diario y a cualquiera.
Un país que viva sometido al terror de no estar protegido por sus fuerzas del orden es un país que vive en desgracia.
Pero, como siempre digo, la solución está en las manos de los ciudadanos. Quejarnos, sin actuar, es convertirnos en cómplices.
No podemos esperar a que el gobierno cambie nada, el cambio lo generamos los votantes.
Hace un par de décadas que se nos acabaron las excusas para culpar al gobierno de nuestros males sociales y de su pésimo desenvolvimiento ejecutivo, el cual nos ha dejado sin garantías y en una orfandad institucional absoluta.
Hasta que no asumamos nuestra responsabilidad por permitir que sea el mismo tipo de politiqueros quienes nos gobiernen, vendiendo nuestra consciencia por RD$500.00 y un poca pollo, sin exigir preparación, planificación, propuestas efectivas y trayectoria a nuestros funcionarios, no habrá forma de que la situación cambie ni de que la policía no siga cometiendo los abusos a los que, vale aclarar, parece que nos estamos acostumbrando ya.
No, no es del indio la culpa, sino de quien lo hace su compadre.
T/69.